27/1/16

NIEVE CAPITULO 9

¡Queridos dreamers!

Hoy las sombras os susurran un nuevo capítulo de una novela por entregas repleta de enigmas, frío en las venas y ¿muerte?

¿Muerte?

Así como leéis... ¿Qué tendrá preparado Isabel del Río?

Os dejo con el fragmento.


NIEVE 9: LA FRÍA MANO DE LA MUERTE



Decimos querer ser libres, pero cuando vemos que se asoma esa posibilidad nos asustamos y buscamos a alguien que decida por nosotros.

Ante aquella situación cualquiera habría echado a correr, o quizá sólo yo, quizá soy tan cobarde que enfrentarme a un supuesto destino me revolvía las tripas. Fui directa a la puerta y la abrí. Una sola bocanada de aire del que se respiraba en la escalera me convenció de regresar al interior.

—Esta temperatura es imposible —dije abrazándome a mí misma, con los párpados apretados a causa del dolor punzante que sentía en la garganta y el pecho.

—Así debería ser, pero la situación se ha descontrolado. Eres libre de elegir, pero necesitamos tu respuesta —insistió Lars.

Ellos seguían allí, como el reflejo de un mal sueño, y no deseaba darme la vuelta ni continuar aquella conversación, sólo quería salir de casa, encontrar a mi madre y aclararlo todo.

—No darás con ella —dijo entonces la anciana a mis espaldas.

—¿A quién te refieres? —pregunté con el corazón en un puño.

—Esa mujer que te hacía de madre está muerta, como casi todos los demás.

Debería haber llorado, sentir algo al menos: nauseas, rabia, incredulidad… Pero sabía que decía la verdad y no me importaba.

—Tienes que hacerlo —dijo Tara dándome la mano—. Yo no puedo.

Conté sus cinco deditos, pequeños y sonrosados a pesar del frío. ¿Cómo podía tratar de huir cuando la otra posibilidad era que esa niña hiciera mi papel?

—No puedo tomar esa decisión —musité.

En ese mismo instante me arrepentí de mis palabras, no había pensado qué significaban. De pronto mi corazón se detuvo, un fuerte dolor opresivo y ardiente golpeó mi pecho y me paralizó. Caí al suelo, sin vida.

Lars se acercó a mi cuerpo y me buscó el pulso.

—Esto no tenía que pasar… No de esta manera —dijo.

—Pronto todo volverá a su cauce —respondió la anciana que segundos antes había colocado su mano en mi espalda.

Tara y Joel se quedaron muy quietos, de nuevo uno al lado del otro. Sus ojos reflejaban miedo, pero no movían un músculo, era cómo si el horror que habían presenciado desde el principio de las nieves les hubiera dejado sin capacidad de respuesta.

—¡¿Cómo puedes decir eso?! ¡¡Beth era nuestra única posibilidad!! —rugió Lars transformando su hermoso semblante en un rostro azul, afilado y terrible.

—Cálmate. Como he dicho…

Su frase quedó prendida del aire con un fino alfiler. Dejó escapar su último aliento, los ojos que miraban hacia el joven cuerpo sin vida se volvieron blancos y frágiles, la piel se tornó gris y sus manos dejaron caer la manta con que se cubría.

Él no podía creerlo, miró a los niños atemorizados y recobró su aspecto humano. Se alzó y acercó sus dedos a la mejilla de la anciana, para ver cómo su cuerpo se convertía en una montaña de nieve inmaculada mezclada con ropas harapientas. Lars volvió sobre sus pasos y examinó de nuevo mi cuerpo.

—Estamos solos… Tara, vas a tener que hacerlo tú.

—Pero no puede, la anciana dijo… —protestó Joel.

—No hay alternativa —insistió Lars cabizbajo.

La niña se aferró a su hermano, no dejaba de recordar la cara de su abuela cuando la encontraron en la cama. Ella pensaba que también iban a mirir, pero Lars llegó y los salvó. Tenía miedo, pero no quería que su hermano muriera.

—Lo haré —susurró Tara.

El silencio se adueñó del salón como en un funeral, y fue precisamente eso lo que les permitió escuchar un sonido muy leve que les había pasado desapercibido. Lars examinó la mujer que yacía inmóvil ante él: no tenía pulso, el corazón no latía, no respiraba, pero aun así había empezado a vibrar imperceptiblemente.


Isabel del Río

Marzo 2012




¿Qué os ha parecido?

¿Se cobrará la muerte nuevas víctimas?

¿Por qué vibra un cuerpo muerto?

Por si queréis seguir leyendo os doy la opción como siempre de pinchar en el enlace y continuar con la aventura. ¿Escucháis algún aullido?

http://laodiseadelcuentista.blogspot.com.es/2012/03/nieve-10-aullidos-blancos.html

Para los demás nos leemos en el siguiente capítulo.

¡Un abrazo helador!

20/1/16

NIEVE CAPÍTULO 8

¡Queridos dreamers!

Esta semana le toca el turno a un nuevo capítulo de Nieve, la historia por entregas de Isabel del Río. En este punto, el relato comienza a ser más interesante y se desvelan muchas cosas, por lo que deberéis estar muy atentos.

¡Espero que lo disfrutéis!


NIEVE 8. LOS HIJOS DE LA NIEVE



Puede que el miedo sea capaz de detener tu corazón, pero también de congelar tus ideas en el pasado, en lo malo conocido.

No sabía si valía la pena continuar con aquella conversación. A pesar de su irrealidad, una vocecita en mi interior me decía que no mentían y eso me aterrorizaba. Cuando miraba a los cuatro personajes de mi salón y después me volvía hacia el paisaje helado del exterior, sólo podía pensar en mi padre.

—No quería asustarte, pero necesitamos tu ayuda —dijo Lars devolviéndome al momento presente.

—¿Y cómo pretendes que lo haga? Hablas de algo demasiado grande, no es como preparar una tarta.

Mis manos temblaban, no de frío, sino por el sentimiento de inseguridad que me embargaba.

La anciana se puso en pie y a pasos muy pequeños se acercó hasta mí. Alzó la mano y la puso sobre mi mejilla. Su tacto era tan suave y frío que habría jurado que me tocaba con un objeto de mármol. Sus labios se separaron y, al principio, de ellos sólo brotó vapor de agua. Todo era violeta y blanco en ella, realmente no era de este mundo.

—Me quedan pocos minutos y es necesario que quede una, aunque no sea perfecta.

Mi cuerpo se tensó. La voz juvenil y sensual que acababa de oír era la de la anciana. Estudié la reacción de Lars y los niños, pero era obvio que la única sorprendida era yo.

—Hace un año éramos cientos… —los ojos de la mujer se llenaron de tristeza y pequeños copos de nieve rodaron por sus mejillas—. Fuimos envenenadas y mis hermanas murieron. Por suerte, algunas de ellas se habían reproducido con humanos.

De nuevo su voz me ponía la piel de gallina, pero había prestado atención a sus palabras.

—¿Queréis que os ayude a encontrar a esa…, semi dama de las nieves? —pregunté.

—En realidad —dijo Lars—, los que estamos en esta habitación somos los últimos que quedamos en el planeta.

Tara dibujó una sonrisa de satisfacción en su rostro infantil.

—¿Ellos son damas? No lo entiendo.

—Su madre era una dama, su padre humano murió y los crió su abuela, pero con las primeras nevadas la mujer falleció. En mi caso tuve la suerte de crecer entre ellas, mi madre era una dama y mi padre un Rak-sak.

—Está bien, perfecto, os creo —ahora temblaba de pies a cabeza y la mano de la anciana se me antojaba cada vez más fría, así que me aparté tratando de no ser grosera—. Pero, ¿para qué necesitáis encontrar a otra dama si ya lo sois vosotros?

—En nuestra especie sólo las hembras tienen el don, los hombres son guardianes y, hasta el padre de Lars, él mismo y Joel no había vuelto a nacer un Rak-sak. Lara es demasiado pequeña, no está madura y no puedo transferirle la lágrima de cristal. En cuanto a ti…

Al escuchar cómo empezaba la frase me tapé los oídos de forma involuntaria. Mi mente viajó muchos años atrás, cuando todavía vivía mi padre. Estaba en mi habitación, jugaba con una bola de nieve que él me había traído de su último viaje; pude recordar claramente la colección que se alineaba sobre la estantería de los cuentos. En aquel momento sólo tenía ojos por la pequeña ninfa plateada que había en el interior de la esfera, pero los gritos de mis tentaron a espiarlos a través de la puerta de la cocina. Husmee sin llegar a salir de la segura oscuridad del pasillo, ellos trataban de no alzar la voz, pero mi madre estaba fuera de sí.

—¡Estoy harta! ¿Y encima tienes la cara de confesarme eso? ¡¿Cómo puedes creer que voy a perdonarte?! ¿Quién es ella para ti? Desapareció y os abandonó, pero nada importa, ¿verdad? No puedo más…

Las voces se hundieron en mi memoria, junto con los sollozos de mi madre. Sentí que Lars cubría mis manos con las suyas y abrí los ojos. Su mirada de hielo me atravesaba como si pudiera leer mis pensamientos y emociones.

—Sé que no lo deseas escuchar, pero eres nuestra única opción, no podemos volver a fallar. Regresar ya no es una posibilidad.

—¿Por qué yo? No soy importante, os estáis equivocando, por favor…

La anciana reculó para darnos espacio.

—Aunque tú no me recuerdes, te conozco Beth. Ese vacío que hay en tu interior se llenará —dijo Lars sin apartar sus manos de las mías.

—Y después moriremos…

—Eso ya ha pasado. Ahora intentamos cambiarlo.

Sus ojos chispearon y por un instante me vi reflejada, pero esa no era yo, o al menos no la que veía en los espejos.


Isabel del Río

Marzo 2012


¿Qué os ha parecido?

¿Se acercará la muerte?

Para los que quieran continuar leyendo, os dejo el enlace siguiente. Para los que prefieran esperar a la semana que viene, ¡nos leemos el siguiente miércoles!

http://laodiseadelcuentista.blogspot.com.es/2012/03/nieve-09-la-fria-mano-de-la-muerte.html

¡Un abrazo umbrío!


13/1/16

NIEVE CAPITULO 7

¡Queridos soñadores!

Regreso en este día invernal, frío y lluvioso por el norte, con un nuevo capítulo de Nieve de la historia por entregas de Isabel del Río Sanz.

En ella, poco a poco, ya se van desvelando más cositas y muy interesantes.

¿Qué os está pareciendo la historia?

Si no comentáis no sabemos si os gusta o no. ¡Dejadnos un comentario!


NIEVE 7. LA FRÍA VERDAD 





¿Qué es peor, saber la verdad o continuar en la ignorancia?

Abrí los ojos y examiné lo que me rodeaba. En algún momento había perdido la consciencia y estaba desorientada. Lentamente mis pupilas se adaptaron a la frugal luz y pude situarme, me hallaba en mi habitación, cubierta por el edredón y dos mantas.

Me senté en la cama y escuché atentamente. Seguían allí, a pesar de no entenderles, podía oír su conversación. Levanté las mantas y sentí un escalofrío que me puso de punta hasta el último pelo de la cabeza. Era horrible, soplaba un suave viento helado que cubría de purpurina nevada todo lo que me rodeaba. Pero allí no había ni una sola ventana abierta, ¿de dónde procedía? Busqué a tientas mis zapatillas y, mientras me calzaba, recordé lo que me había dicho el extraño invitado. Una absurda imagen infantil pasó por mi mente a toda velocidad, sólo había escuchado a otra persona hablar así de las Damas de las Nieves y hacía años que estaba muerto por congelación.

Cuando llegué al salón las voces enmudecieron y me encontré con cuatro pares de ojos mirándome fijamente.

—¿Te encuentras mejor? —preguntó Lars girándose por completo hacia mí.

—Sí… Bueno, eso creo. No suelo congelarme y quedarme sin aire cada día —respondí apartándome de la anciana.

—No te preocupes por ella, es inofensiva —dijo él.

—Yo no diría tanto, ¿no te parece?

—Se ha ofendido, eso es todo, que la consideren humana para ella es indigno.

De nuevo estudié a los personajes que se refugiaban en mi casa. Los niños habían encontrado mis bizcochitos de nueces y pasas y los devoraban con avidez, mientras la anciana continuaba sentada en la misma posición que antes y Lars había desplegado mapas y símbolos extraños en la mesa del comedor.

—Digamos que me lo trago. Ella es la última de su especie y tú andas apurando los últimos detalles de un plan súper importante. ¿De qué va todo esto? —pregunté alcanzando uno de los bizcochitos que quedaban sobre la mesilla del café y sentándome a su lado.

—Es bastante simple, vamos a morir todos y estos son los nombres de quienes han puesto la primera piedra del fin.






Isabel del Río



Marzo 2012


Para los que leéis aunque no comentáis nada, os dejo el enlace siguiente por si queréis echar un vistazo al siguiente capítulo.


¡Un abrazo!

6/1/16

NIEVE CAPITULO 6

¡Queridos soñadores!

¿Cómo va el día? ¿Os han traido muchas cosas sus Majestades los Reyes Magos?

Sí es que sí es que habéis sido muy buenos, si es que no, como es mi caso, es que habéis sido muy malos y el lado oscuro de la fuerza osha dominado ;-)

Es fiesta, los niños están súper ilusionados jugando con sus juguetes y los no tan niños también, y los lectores epmpedernidos nunca estamos suficientemente saciados de palabras...

Así que...¿qué mejor forma que pasar el día de Reyes leyendo?

Si has llegado hasta aquí es porque te gustaría conocer el siguiente capítulo de esta historía tan fría e invernal como el mismo Enero que estrenamos recién.

Por ello, ahí van las hermosas y enigmáticas palabras de Isabel del Río Sanz, y su gran historia NIEVE. En este capítulo descubriremos un poco más de La Dama de las Nieves. Y sí sois de los que habéis leído la entrevista que le hice al comienzo de este blog a Isabel, recordaréis que Nieve se basaba en...

Para despistados os copio su respuesta:


          Nieve creo recordar que tenía una leyenda importante, me refrescas la memoria y nos la das a conocer.
Nieve está basada en la Dama de las Nieves. Siempre me ha fascinado este personaje que, según la procedencia de la leyenda, tiene una personalidad/imagen u otra. Así que las recopilé y puse de mi propia cosecha. El resultado es lo que podéis encontrar en los capítulos publicados… Y espero poder terminarla algún día para que veáis hasta donde llega la transformación.


Ahora sí, a disfrutar...

NIEVE 6. LA DAMA DE LAS NIEVES




Muchos de vosotros pensaréis que no debería haber abierto la puerta, que algún detalle debería haber llamado mi atención y precipitado mi negativa. Pero me temo que si fuera así no estaría escribiendo esta historia.

Momentos después de la extraña revelación en el rellano de la escalera, tenía a cuatro individuos que no había visto en mi vida desperdigados por el salón. La anciana no dejaba de tiritar, con los labios tan morados que empezaba a pensar que se iba a quedar en el sitio. Los niños en cambio estaban tan campantes y estudiaban cada objeto, película y libro con ávida curiosidad. En cuanto al hombre que conocía mi nombre, a pesar de no habérselo facilitado, se había parapetado en una de las sillas del comedor y revisaba atentamente una libretita negra.


—¿Qué miras? —pregunté tratando de aproximarme a él y recabar más información.

—El plan —respondió resiguiendo con el dedo una lista de nombres, algunos de ellos en rojo.

—¿Plan? No entiendo.

—Sí, perdona —dijo moviendo la cabeza y llevándose la mano a la frente—. Soy un maleducado, he olvidado que aún no me conoces.

Se le había ido la olla...

—Mi nombre es Lars, ellos son Joel y Tara, en cuanto a ella —dijo señalando a la anciana—, es la última Dama de las Nieves.

Ahí ya no pude más y una risita incrédula brotó de mi garganta. De veras que intenté apagarla para no ofender a nadie, pero me fue imposible, ésta creció hasta convertirse en una auténtica carcajada.

—No esperaba que me creyeras, tampoco lo hiciste entonces.

Después de decir eso continuó como si nada y regresó a la lista sin prestarme atención.

—¿Pero vas en serio? ¿Crees que voy a tragarme esa chorrada? Bastante que vengas con eso de que ya nos conocíamos, ¿pero una Dama de las Nieves? ¿Tan tonta me crees? Puesto que os vais a quedar en mi casa agradecería un mínimo respeto.

Al instante los niños dejaron de husmear. La anciana se volvió hacia mí y me clavó una mirada tan intensa que sentí que se me helaba el alma.

—Lars no miente, nunca lo hace, y tampoco bromea —dijo Tara.

—Nos salvó y también lo hará contigo —continuó Joel.

La mujer no dijo una sola palabra, pero el frío se extendió por mi interior dejándome sin aire.

—¡Detente! —ordenó él saltando de la silla y sosteniéndome justo cuando perdía la conciencia.

Tras un gesto de desagrado, la anciana tomó una amplia bocanada y, junto con ella, yo recuperé el aliento.

—Siento que pases por esto otra vez, pero vas a tener que empezar a creerme. Llevamos mucho tiempo viajando y no podemos permitirnos otro retraso.


Isabel del Río
Febrero 2012



¿Qué os ha parecido?

¿Tenéis ganas de seguir leyendo? 

Para curiosos os dejo el enalce al siguiente capñitulo, los demás nos reecontramos entre las sombras... ¡el próximo miércoles!


¡Un abrazo ensombrecido!